
Cuando falta el tiempo para un almuerzo sentado o cuando ya queda poquito antes de despedirse de Sevilla, una buena idea para seguir disfrutando un rato más de los encantos de la ciudad es organizar un brunch en una de sus Casas Palacio. Ahí, entre molduras de las columnas de los patios, muebles de época, jardines y terrazas, los invitados estarán recibidos con una comida sencilla pero exquisita, podrán deambular desde los espacios interiores a los exteriores y conversar con tranquilidad en un ambiente tranquilo y afable.
Pocas cosas más se deben añadir a ese momento. Quizás un grupo de Bossa Nova para acompañar el brunch en música o una guitarra flamenca en los jardines.